Vejiga hiperactiva​

Es una condición que afecta a una parte significativa de la población mundial, con un 30% de hombres y un 40% de mujeres experimentando sus síntomas. Es crucial entender que no es una consecuencia normal del envejecimiento, sino una condición que puede y debe ser abordada. Se define principalmente por una sensación imperiosa de urgencia para orinar, que puede o no estar acompañada de incontinencia. Además, se observa un aumento en la frecuencia urinaria tanto durante el día como por la noche.

Nuestra vejiga es un órgano en la pelvis que almacena orina, controlada por el sistema nervioso que comunica el cerebro con el músculo detrusor. Este músculo se contrae para vaciar la vejiga. Está íntimamente relacionada con el intestino, el útero y los músculos del suelo pélvico. Una vejiga sana debería vaciarse cada 2 a 3 horas, y no se debería orinar más de ocho veces en un período de 24 horas.

La causa principal es una irregularidad en la transmisión nerviosa entre el cerebro y la vejiga, lo que lleva a contracciones involuntarias del músculo detrusor incluso cuando la vejiga no está completamente llena. Las causas pueden ser:

  • Neurológicas: Como esclerosis múltiple o accidentes cerebrovasculares.

  • No neurológicas: En mujeres, la menopausia puede influir debido a la disminución de estrógenos. En hombres, la hiperplasia prostática benigna también puede ser un factor.

Los síntomas más frecuentes incluyen la sensación de urgencia (necesidad imperiosa de orinar), escapes de orina involuntarios, orinar con mucha frecuencia, despertarse por la noche para orinar más de dos veces (nicturia) y generalmente, no hay dolor asociado. Si hay ardor, podría indicar una infección urinaria.

Además Ciertos hábitos y sustancias pueden exacerbar los síntomas:

  • Cafeína, alcohol y comidas picantes.

  • Tabaquismo.

  • Sobrepeso.

Diagnóstico de la Vejiga Hiperactiva

El diagnóstico se basa en un interrogatorio detallado sobre los hábitos del paciente y la elaboración de un diario miccional, donde se registran las horas de micción, la ingesta de líquidos, el volumen de orina y las circunstancias de la urgencia. Es fundamental descartar infecciones urinarias.

El tratamiento de la vejiga hiperactiva es individualizado y progresivo, comenzando con las opciones menos invasivas:

  • Cambios en el estilo de vida: Limitar irritantes, llevar un diario miccional, no retrasar las idas al baño, establecer horarios fijos para orinar y realizar ejercicios para relajar la vejiga.

  • Medicamentos: Los anticolinérgicos son la primera línea, aunque pueden tener efectos secundarios como sequedad de boca, estreñimiento y mareos.

  • Botox en la vejiga: Se inyecta toxina botulínica en el músculo detrusor para relajarlo y disminuir la urgencia, aunque puede causar retención urinaria temporal.

  • Neuroestimulación: Dispositivos que aplican corriente eléctrica a terminaciones nerviosas (como el nervio tibial posterior) para reducir las contracciones irregulares de la vejiga.

  • Cirugía: Es la última opción y poco común debido a los riesgos. Incluye agrandar la vejiga (cistoplastia) o realizar una derivación.

Es importante diferenciar los tipos de incontinencia:

  • Incontinencia de urgencia: Asociada a la vejiga hiperactiva.

  • Incontinencia de esfuerzo: Causada por el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico (común después de partos), provocando escapes al reír, toser o levantar peso.

  • Incontinencia mixta: Combinación de urgencia y esfuerzo.

  • Incontinencia por rebosamiento: La vejiga se llena demasiado y se desborda (común en pacientes prostáticos con obstrucción).

Recomendaciones Adicionales

  • Trabajar con fisioterapeutas del suelo pélvico para fortalecer los músculos.

  • En niños, descartar otras causas antes de diagnosticar vejiga hiperactiva; el estreñimiento puede influir.

  • Disminuir la ingesta de líquidos por la noche si se orina frecuentemente durante el sueño (nicturia).

  • No aguantar las ganas de orinar, ya que puede contribuir al desarrollo de vejiga hiperactiva.

La Dra. Natalia Vargas enfatiza la importancia de un enfoque individualizado y progresivo en el tratamiento, comenzando con las opciones menos invasivas.